‘Centauro’, nueva película de Daniel Calparsoro producida por Netflix, es un remake de la cinta francesa ‘Burn out’ (2017), dirigida por Yann Gozlann, autor tras títulos como ‘Black Box’ (2020) y ‘El hombre perfecto’ (2015). Sendos thrillers resultones donde la sensación de lo inquietante guiaba al espectador. El cine de Calparsoro ha buscado el entretenimiento por encima de otras consideraciones. Loable empresa, sin maquillajes y otros aderezos que aquí lo consigue a ratos.
Agradezco lo raquítico del metraje, 85 minutos de película, porque tanto el guion como el dibujo de los personajes no daba para más. Fiel a lo que le gusta, y probablemente lo que mejor sabe hacer, zarandea la cámara para trasladar las palpitaciones inherentes a la conducción deportiva. Motos estiradas al máximo, con la aguja a punto de salir del cuentarrevoluciones, ruedas chirriantes que apenas si acarician el asfalto y música estridente, acompañan al protagonista (Alex Monner) en sus desventuras.
Alex Monner y Begoña Vargas cumplen con creces
Alex Monner interpreta a un joven trabajador del puerto de Barcelona. Apasionado de las motos, adicto a las grandes cilindradas, cuando su oportunidad llega probando como piloto de superbike, la deuda contraída por la madre de su hijo le forzará a trabajar para una banda de traficantes. Calparsoro tira de personajes recurrentes en su filmografía: sujetos viviendo al límite, con tendencias asociales e inclinación a meterse en problemas.
Tampoco falta la choni de turno, a la que da vida Begoña Vargas. Fantástica actriz que eleva la cinta cada vez que aparece en pantalla, con miradas dulces y afligidas para transmitir soledad frente a la adversidad. ‘Centauro’ ejecuta lo que promete. Un divertimento ligero que intenta subir la temperatura abonándose al chute adrenalítico de la velocidad y el riesgo. Una propuesta para amantes del género con la que pasar, bajo el aire acondicionado, estas sobremesas soporíferas por la ola de calor.
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