Tras su reciente paso, sin causar demasiado ruido, por el festival de San Sebastián, más allá del propio de ser una de las pocas propuestas patrias en sección oficial, llega a las salas ‘Akelarre’ para anticipar Halloween. Un bello, crudo y obstinado drama de un Pablo Agüero siempre con ganas de merodear las proximidades del horror, y con buena parte del metraje en vasco, que aborda un juicio por brujería en la España de Felipe III de principios de siglo XVII.
Un buen trabajo, no el mejor, pero sí uno bueno, de claro trasfondo feminista, que pienso defender contra viento y marea. Y eso a pesar de que el tal Agüero y su equipo se pasan todo el santo, o impío, metraje como con anteojeras en los ojos y a piñón fijo de lo que querían contar. Estos apenas prestan atención a esas seductoras veredas que habrían propiciado alguna leve o mínima sorpresa, haciendo de la propuesta un todo más estimulante de lo que ya es.
La Summerisle vasca
Año 1609. Un juez del rey anda de tour por toda España quemando supuestas brujas para así, ya de paso, purificar el país de todo lo que no huela a católico. Una de sus últimas paradas es una remota aldea costera del País Vasco para juzgar a seis jóvenes previamente denunciadas por sus vecinos tras ser vistas merodeando el bosque de noche. Todo ello además con el curioso condicionante de que todos los hombres del lugar se han lanzado a la mar en busca de sustento, como pobladores de aldea pesquera que son. Un curioso hecho que emparenta de alguna manera esta localidad vasca con la Summerisle de ‘El hombre de mimbre (The wicker man)’ (Robin Hardy, 1973).
Sin trampa ni cartón
Así desarrolla Pablo Agüero ‘Akelarre’, una cinta a la que le pesa horrores, seguramente lo que más, ser, precisamente, todo lo que se cuenta en la sinopsis. Sin sorpresas, sin vueltas de tuerca, sin colorantes ni conservantes ni, por descontado, posibles spoilers. Lo que lees es lo que ves, y ya.
Un hecho que yo he acabado tolerando por otra serie de virtudes que más adelante recalcaré, pero habrá quien no sea tan benévolo como yo. Habrá quien, a la media hora de metraje o antes envíe este film a la hoguera, sin juicio previo ni nada, cual Torquemada, a cuenta de ya sabérselo. Algo que se podría haber subsanado, no del todo pero sí en parte, no supeditándolo todo tan en exclusiva al drama. Atender, por ejemplo, a esos elementos secundarios a los que se va abriendo la propuesta durante su desarrollo, tales como: el terror, la intriga o el misterio, habría aireado la propuesta.
Pero nada. Al final el cineasta argentino y sus guionistas han sido cabezones, condenando un poco la cinta.
Otros ingredientes de la pócima
Viendo ‘Akelarre’, y centrándome ahora única y exclusivamente en el aspecto visual de la cinta, me han venido a la cabeza dos obras.
Por una parte ‘La bruja’ (2015) de Robert Eggers, relacionándolo con el término bello, ese adjetivo que he usado al principio para definir la obra. La otra palabra que he usado ha sido cruda, algo que emparenta esta película de Pablo Agüero con la ‘The lords of Salem’ (2012) de Rob Zombie. Y es que esta ‘Akelarre’ acaba resultando un film sucio y malrollero.
Como de costumbre yo virando hacia el terror. La cabra, o el carnero negro para el caso, siempre tira al monte. Pero es que esta trama y el horror son primas hermanas, y que el cineasta argentino haya rehuido esa vereda siempre me dolerá.
No solo detrás de la cámara brilla este ‘Akelarre’ de brujas
Actoralmente hay un buen trabajo. Un siempre solvente Álex Brendemühl brilla como villano de la función, y una Amaia Aberasturi muy parecida facialmente a Irene Escolar hace lo propio como líder del grupo de muchachas que seguramente se dan a conocer con ‘Akelarre’. Actriz que se postula firmemente para alzar el Goya a mejor actriz revelación en la próxima edición de estos premios.
Muy probablemente este film de Pablo Agüero tenga serias posibilidades de triunfar en los premios técnicos, continuando con los Goya. Aunque, más allá de esas categorías, pierdo la fe. Aunque hablar ahora, a tantos meses vista de dichos premios y con lo raro que está quedando el año cinematográfico, es poco menos que una temeridad.
#YoVoyAlCine #CulturaSegura
En definitiva. Corren tiempos en los que los grandes estrenos hollywoodienses huyen despavoridos de las carteleras, dejando a estas y a los cines casi en la mendicidad. La ‘Dune’ de Denis Villeneuve o la entrega final del James Bond de Daniel Craig han sido las más recientes en pasar al 2021. Por no mencionar lo de Disney enviando ‘Soul’, lo nuevo y esperadísimo de Pixar, a su plataforma de streaming para el día de Navidad.
Con ese dantesco panorama el cine español es el que hace que las carteleras sigan resultando estimulantes, aunque por desgracia luego el público no sepa valorarlo como merece. ‘Akelarre’ es seguramente una de las mejores propuestas que hacen que la rueda del séptimo arte pueda seguir girando, pero no la única. Bravo por ellas.
Tráiler de ‘Akelarre’
Nuestra valoración
Las grandes productoras van a ser las responsables de que nuestros cines acaben muriendo, y no de éxito, si no de falta de estrenos (y lo de Disney es, sencillamente de juzgado de guardia). Sin cultura no hay sociedad…
En cuanto a la película, pues me acabo de llevar una decepción, esperaba mucho más de ella…
HemosVisto!
Muy de acuerdo en que Disney no está ayudando precisamente a los cines, pero centrándonos en España en particular parece ser que les hemos seguido la corriente. Lo de estrenar ´Historias lamentables´ en Amazon Prime, lo nuevo y esperadísimo del siempre taquillero Javier Fesser, me parece un clavo más en el ataúd de las salas de exhibición. Así que no centremos las iras solo en lo de fuera cuando dentro lo tenemos igual o peor.
Y respecto a ´Akelarre´, guste más o guste menos, que todo es respetable, hay que ir al cine a verla.
Un saludo, amigo. Y gracias por el cometario.