Estados Unidos es el país de los abogados por excelencia. Lugar de enormes y polémicos juicios, donde es fácil verse enrolado en un pleito. Legión de letrados mal duermen en salas de urgencia de grandes hospitales a la busca y captura de un lesionado. Un accidentado al que representar en una futura reclamación (nunca hay que subestimar el poder atractivo del trabajo a porcentaje). Sin embargo en ‘Aguas oscuras’, Todd Haynes aborda una historia real, mostrando que hay vida más allá de la codicia y la vil plata. Articula un retrato veraz, repleto de compromiso ético.
Enfrentamiento desigual. David contra Goliat
Habiendo desplegado sus dotes de gran narrador en las magníficas ‘Lejos del cielo’ (2002) y ‘Carol’ (2015), mostrando el universo de la homosexualidad (masculina y femenina) con sutileza, haciendo de los sentimientos más íntimos un descubrimiento fascinante, en ‘Aguas oscuras’ hace nuevamente gala de esas virtudes. En un registro muy diferente, mediante una puesta en escena sobria y una gran dirección de actores, estructura un thriller que alcanza plena actualidad a través de debates como el cuidado del planeta, el respeto al medio ambiente, e incluso las consecuencias del cambio climático.
Mark Ruffalo, inmenso toda la película, da vida a un abogado en la cumbre de su carrera. Ha conseguido ser socio de una importante firma que se codea con las grandes corporaciones. Tras la visita de un granjero, vecino de su abuela, se implicará a contracorriente en la demanda hacia una conocida empresa química, cuyos vertidos están envenenando el lugar.
A partir de escenas breves pero llenas de simbolismo, Haynes es capaz de envolver su historia de elementos sustanciales. El compromiso moral del abogado con el lugar en que creció, intentando agradecerle aquella felicidad de juventud; la lucha desigual frente a un oponente con mucho músculo; la incomprensión de los habitantes de la zona, que ven en la búsqueda de justicia un peligro hacia su futuro (la compañía emplea a mucha gente) y una lucha prolongada, estirada en el tiempo que hace mella en su familia y salud, integran un periplo vital de enjundia.
Gran guion para una gran historia
‘Aguas oscuras’ destaca por un guion preciso, que transforma la sencillez en un arte. Una conquista para el cine, para el trabajo y la dedicación. Un decálogo para profesionales de la abogacía, extrapolable a cualquier actividad. Los derechos del ciudadano normal y la mastodóntica burocracia de nuestra administración, son arrollados por la agilidad y recursos de una gran multinacional. Las derivaciones resultantes de los reflejos de unos pocos frente a la lentitud de quienes se hacen cargo del bien general, quedan resumidas en las lapidarias conversaciones que sostienen a lo largo del metraje granjero y abogado.
¿Estamos solos?
Tráiler de ‘aguas oscuras’