Y al séptimo día llegó el terror sin excusas a una sección oficial a concurso de Sitges 2024, no solo ya muy colmada, sino demasiado dada a marear la perdiz. ´Azrael´ y ´Fréwaka´ se erigen como representantes sin medias tintas de un género puro que, a este minuto de partido, no gozaba de un marcador demasiado favorable. Pero nunca es tarde para una remontada.
´Azrael´: Un infierno silente se desata en La Tierra.
E.L. Katz firma, con guion de Simon Barrett, ´Azrael´. Un disfrutón survival apocalíptico que sitúa a Samara Weaving en un mundo post rapto. En él, los pocos condenados que sobreviven, privados además de la capacidad del habla, persiguen a la buena de Samara pretendiendo que sea su ofrenda a una especie de seres sedientos de sangre y vísceras que dominan el lugar. Pero, estando ella de por medio, pueden imaginarse que la cosa se va a torcer. Este pavo no lo pondrá fácil a la hora de ser parte central de la cena de acción de gracias.
Así desarrolla E.L. Katz una ´Azrael´ que parece la versión boscosa de ´Mad Max: Furia en la carretera´ (George Miller, 2015); no olvidemos esa sociedad que nos presenta la cinta, con los supervivientes establecidos en pequeñas comunidades de gente bastante trastornada. Todo ello en un film de clara vocación gore que va de menos a más, pecando a veces de estructura circular que siempre acaba volviendo a la casilla de salida, hasta llegar a una satánica parte final que parece querer enlazar directamente con el espíritu de obras recientes como ´La primera profecía´ (Arkasha Stevenson, 2024) o ´Immaculate´ (Michael Mohan, 2024).
´She loved blossoms more´: Lisérgico body horror al que le pierden las formas.
Por Noves Visions circula ´She loved blossoms more´. Perturbadora obra sci-fi de Yannis Veslemes que lanza por el retrete algunas buenas ideas, fruto de irse por las ramas con una excesiva cháchara absolutamente vacía entre robóticos e intercambiables personajes poco o nada desarrollados.
Tres hermanos inventan una máquina del tiempo con el único fin de traer de vuelta a su madre fallecida, pérdida que no logran superar. Y aunque los intentos con animales varios porque el cachivache funcione nunca acaban de salir bien, ellos no cejan en su empeño. Es en esas que descubren algo más intrigante que un viaje al pasado: una dimensión desconocida entre realidades. Y el asunto, unido al consumo de drogas varias, los va a llevar a la locura.
Con una encomiable atmósfera opresiva de locura, construida a base de alucinógenos, colores flúor y personajes al límite de todo, muy a lo Joe Begos o Panos Cosmatos, desarrolla Yannis Veslemes una historia con momentos de body horror muy chulos y logrados a la que le pierde el tono, mezcla de demasiados opuestos.
´Fréwaka´: Almas en pena de Midsommar.
El folk horror es indiscutiblemente una de las tendencias de está 57ª edición del Festival de Sitges, y una de las obras que mejor ha ondeado esa bandera es ´Fréwaka´, de Aislinn Clarke. Desde Irlanda, y en gaélico, nos llega esta historia de desarraigo y traumas familiares sobre una enfermera de cuidados paliativos que llega a una remota aldea para cuidar a una huraña anciana. Pero un extraño aura de raras creencias populares y folclore de pesadilla pesa sobre el lugar, y nada ni nadie va a quedar libre de su toque.
A modo de ´Midsommar´ (Ari Aster, 2019) en la Inisherin de Martin McDonagh se desarrolla ´Fréwaka´. Un film de terror psicológico de suave cocción que es, desde ya, una de las propuestas que más nos apetece revisar de la sección oficial a concurso.
´Planet B´: Un guantánamo en VR desde Francia.
La acción y la intriga, enclavada en la ciencia ficción, han llegado a la sección oficial a concurso de Sitges 2024 de la mano de Aude Lea Rapin en ´Planet B´. En una Francia futurista y distópica, varios activistas son apresados para, posteriormente y sin dar parte al mundo, ser retenidos en una prisión de realidad virtual con forma de cómodo resort. Allí son torturados psicológicamente, pero Julia Bombarth, interpretada por Adèle Exarchopoulos, se empeñará en desentrañar el misterio que rodea el lugar.
Como devotos del fantástico, nos hubiera gustado que ´Planet B´ hubiera escogido una senda más de género puro para explorar esa especie de Gran Guantánamo en VR que establece como base Aude Lea Rapin, pero finalmente el thriller acaba pesando más en la balanza. Lo que baja algo el suflé de un trabajo, por lo demás, muy estimulante.