‘Mare of Easttown’, el nuevo policíaco de HBO que dirige Graig Zobel, adopta el formato de miniserie (siete episodios). Desde las primeras escenas ya se atisba su capacidad para crear tensión, intriga e interés. Estamos en un pueblo de Pennsylvania donde prácticamente todos se conocen. Una detective (Kate Winslet) investiga un asesinato, al tiempo que afronta la impotencia de una desaparición no resuelta. El posible vínculo de ambos sucesos pone a la población en alerta. La cercanía de víctimas y familiares aporta una dosis extra de presión, impregnando el relato. Atrás queda lo impersonal de crímenes cometidos en grandes urbes.
Los problemas personales de la protagonista: su separación; la terrible pérdida de un hijo; la lucha por la custodia de un nieto frente a una madre complicada; la reestructuración de su vida sentimental; el ego profesional, no vienen impuestos con artificios. Forman parte indisoluble de la trama. Ahí radica el elemento distintivo de la serie, junto a un elaborado y sugestivo estudio de personajes. Importa lo que les ocurre. Transmiten un amplio abanico de problemáticas y circunstancias que desprenden aroma a realidad, a la vida en sus diferentes vicisitudes.
Grande, enorme Kate Winslet
El guion, a cargo de Brad Ingelsby, desnuda a la protagonista en sus inseguridades y desatinos, sin tropezar nunca en el estereotipo. Sigue la senda trazada en ‘The Way Back’, dónde Ben Afleck era sometido a un dolor de imposible reparo. Kate Winslet, al natural, ligera de glamour, sin aliño alguno, acepta el reto y proporciona un recital interpretativo de los que justifican la suscripción a una plataforma de streaming.
‘Mare of Easttown’ consigue crear esa cosa tan complicada llamada clima. Un ambiente envolvente y adictivo se adueña de la puesta en escena a través de secundarios muy bien caracterizados, que elevan la serie más allá del trhiller, con sus típicas piruetas y giros de tuerca. Drama y suspense se dan la mano en lograda armonía. No le hubiera venido mal a Zobel haber contado con la escritura de Ingelsby en su último largo, ‘La caza’. Quizá así el barniz político de su obra hubiera resultado menos obvio.
Nuestra valoración