En ‘Dealer’, miniserie de diez episodios producida por Netflix, la cámara se mueve con cadencia, buscando que la sacudida y el sobresalto que padecen los protagonistas, ante un entorno inesperado, traspase la pantalla. Sólo lo consigue a medias. Sébastien Houbani interpreta a un cineasta que espera su oportunidad desempeñándose en actividades de tercera. Junto a su ayudante, se dirige a grabar imágenes de un rapero (Abdraman Diakité) recién salido de prisión, a quien la discográfica para la que trabaja ve posibilidades.
Su sorpresa es mayúscula cuando aterrizan en uno de esos barrios tomados por bandas callejeras, asolados por el tráfico de drogas y donde este artista en ciernes ejerce de capo. Durante unas jornadas van a vivir el sórdido ambiente que se cuece entre maleantes de medio pelo. Esos que tienen grabado en la frente lo de morir jóvenes, incapaces de gestionar una violencia que más pronto que tarde se vuelve en su contra.
Las escenas de acción, bien rodadas, mantienen la tensión
Pasado el subidón de adrenalina que proporcionan las técnicas del metraje encontrado, aplicadas con gusto y sentido de la emoción, la serie va perdiendo fuelle. Carece de originalidad en su planteamiento de las rivalidades entre bandas, el mundo del menudeo y los suburbios marginales. También al exponer las motivaciones que conducen al protagonista a no desertar a tiempo de semejante empresa. A lo que se añaden secundarios sin explotar.
Teniendo escenas de acción que apuntalan la angustia y el estrés, pierde posibilidades ante un uso ineficiente y desaprovechado del fuera de campo. Un recurso que la narración pedía a gritos. Plagada de actores debutantes que cumplen con creces, ‘Dealer’ es una de esas medianías que se ven sin desagrado, con escasos calentamientos de cabeza.
Mi recuerdo hacia ella perdura tan poco como sus fugaces episodios.
Nuestra valoración
