‘Auga seca’ es el primer producto rodado en gallego que HBO incorpora a su catálogo. Una miniserie de seis capítulos que se desarrolla a medio camino entre Vigo y Lisboa. Creada por el guionista y productor Alfonso Blanco (‘Hierro’), con Toño López como director, se configura como un thriller intrascendente que nada aporta a un género sobrecargado de títulos en las plataformas de streaming. La presencia de profesionales curtidos en la ficción televisiva no es capaz de reflotar una propuesta incapaz de elevar a categoría, unas premisas a priori atractivas.
El agua seca es un compuesto químico con prometedoras aplicaciones (abaratar la fabricación de cientos de productos, luchar contra el calentamiento global). Aquí sirve de coartada para que una potente empresa disfrace de labor humanitaria actividades ilegales. La trama arranca con el aparente suicidio de un trabajador en el puerto de Vigo. Las consiguientes pesquisas policiales en las que también se implica la hermana del fallecido (Victoria Guerra), afloran una red ilegal de tráfico de armas hacia el continente africano. La violencia sistémica del tercer mundo pone la demanda, mientras desaprensivos del primero, acuden raudos a la llamada del mercado, llenándolo de oferta.
A la serie le falta personalidad
La ría viguesa, Lisboa, el vínculo atlántico que une Galicia a Portugal. Nunca un enclave tan proclive al trapicheo, tan inescrutable, estuvo tan desaprovechado. ‘Auga seca’ lleva el sello de lo impersonal. Se podría transportar a cualquier otro lugar y no apreciaríamos diferencias sustanciales. Atesora una puesta en escena sosa que compite con una deficiente dirección de actores. No sugieren nada.
Algunos diálogos resultan aparatosos. En particular los que mantienen la pareja de inspectores (Sergio Pazos y Cristina Iglesias). Encuentras incómodos a los actores hablando una jerga policial forzada, con expresiones gramaticales poco naturales. Por lo demás, la historia se desarrolla sin sobresaltos. Un enredo que se ve venir desde lejos y quizá enganche por su aroma culebronesco, prometiendo lo que finalmente no es capaz de dar.
Nuestra valoración