Lo ha vuelto a hacer con ‘Quien te cantará’. Es una tarea difícil labrar de nuevo la tierra y esperar la misma cosecha después de recoger el fruto de ‘Magical girl’, aquella cinta de, un hasta el momento poco conocido, Carlos Vermut que marcó un antes y un después en el cine español allá por 2004. La hipnótica cinta catapultó al Goya a Barbara Lenie y ganó la Concha de Oro en San Sebastián. El cine de autor echaba raíces en el barbecho de lo comercial.
Y la tierra que abona Vermut seguro que está en una vega porque sigue siendo fértil. Su regreso con ‘Quien te cantará’ está a la altura de las expectativas. La trama gira en torno a una amnésica estrella de la canción, Lila Cassen, que quiere volver a entregarse a sus fans como lo hacía antes, pero no recuerda absolutamente nada. El personaje de Carme Elías, una especie de manager busca en Violeta, una fan de Lila que se convierte en ella cada vez que se sube al escenario del karaoke donde trabaja, ese motor para que recupere su esencia de cantante.
LA FUERZA ANIMAL DE CUATRO MUJERES
Con estas cuatro mujeres el realizador de ‘Diamond flash’ imprime a la obra una fuerza animal que te devora hasta las entrañas. Si ‘Magical Girl’ fue el trampolín de Barbara Lenie, ‘Quien te cantará’, es la catapulta infernal de Eva Llorach. Una cara poco conocida en el cine patrio que hace de la otra cara de la moneda de Lili Cassen. Por su parte, Najwa Nimri aparca sus excentricidades en un personaje más parco y comedido pero que le viene como anillo al dedo. Natalia de Molina, lejos de la inocencia de anteriores papeles, se rompe en mil pedazos en la piel de una adolescente que sería carne de cañón de un capítulo de ‘Hermano mayor’. Por último la gran Carme Elías, es la olvidada de este elenco, ya que su papel es meramente funcional.
ALBERTO IGLESIAS, ELECTRÓNICA Y AMARAL
La BSO es otra auténtica delicia. Alberto Iglesias con un simple oboe nos trae la melancolía y el miedo del personaje de Najwa, el de no volver a recordar quien era. Por otra parte la electrónica eclosiona en las escenas de más tensión como un mazazo caído sin previo aviso. La obra de Vermut me da la sensación a veces de querer entrar en el terreno del musical para desengrasar el drama crudo que nos dibuja. Ayuda mucho la voz de Eva Amaral que se mezcla con la de Nimri, prácticamente se fusionan, como lo hacen los personajes de Lili y Violeta. Dos caras de la misma moneda.
UN ESTILO QUE NOS RECUERDA AL MEJOR ALMODÓVAR
Hay alguna escena que se graba a fuego en la retina y que serán difíciles de olvidar. Tan difíciles de olvidar como el estilo tan personal del realizador que salpica en todo momento ‘Quien te cantará’ y que nos evoca en ciertos pasajes al Almodóvar (admirador confeso de Carlos Vermut) más auténtico. Incluso el guion parece estar sacado y desempolvado del cajón más íntimo y personal del realizador manchego.
La cinta en todo momento anda sobrevolando el mundo onírico cual funambulista, surcando la delgada línea que separa la realidad del sueño, pero con una historia que tiene los pies en la tierra en todo momento. Si cierras los ojos después de verla, te vienen a la cabeza imágenes tan poderosas como el reflejo de la cara de Lila Cassen en el iPad, el paso del tiempo a través del polvo que descubre el dedo de la protagonista en el disco de oro o el plano secuencia donde Violeta decide que el mejor día de su vida no fue por el nacimiento de su hija, sino por escuchar por primera vez a Lila. En el oscuro túnel del cine comercial hay una luz frugal e imperecedera, el culpable de ella, es Carlos Vermut.