Crítica de ´Tierras Perdidas´ (2025). Vuelta a los dosmiles

Con ´Tierras Perdidas´ el irreductible Paul W. S. Anderson, fiel a su estilo como pocos, vuelve a la carga con una nueva dosis de planta rodadora. Su planta rodadora. Planta rodadora de la buena, de la que acaba jugando un papel importante en el duelo final a pistolas. Esta vez Anderson aparca el mundo de los videojuegos para pasar a adaptar a George R. R. Martin, palabras mayores. El resultado final es un tróspido y disfrutón pasatiempo en clave de weird western con retazos de relato de espada y brujería. Todo ello deudor, en lo visual, de ese cine steampunk de los primeros dosmiles con querencia por abusar del digital y por las paletas de colores monocromáticas.

Paul W. S. Anderson reta al George R. R. Martin más juguetón en ´Tierras Perdidas´.

En 1982 se publicaba en EE.UU. la antología fantástica «Amazons II». Dentro de la docena de relatos que componían la compilación aparecía uno titulado «In the Lost Lands», de un todavía desconocido George R. R. Martin que, con los años, se haría un nombre en el género hasta llegar a su archiconocida «Juego de Tronos». Aquí en España el relato está publicado en la compilación «Retratos de los hijos», segunda entrega de una serie de seis antologías de pequeñas historias de Martin que editó Gigamesh.

Ahora, tras prácticamente una década dando tumbos por los despachos y cajones de Hollywood, aquella historia cristaliza gracias a Paul W. S. Anderson. ´Tierras Perdidas´ nos sitúa en un futuro postapocalíptico arrasado por la guerra. En él, Gray Alys, una bruja cuya fama la precede, es contratada por una reina regente para obtener un poder que no debería controlar nadie. A su vez, y dada la peligrosidad de la misión, la tal Alys subcontrata a un cazador llamado Boyce. Y ambos dos, perseguidos por una extremista religiosa y su dañino séquito de perturbados, parten hacia las Tierras Perdidas.

Así comienza ´Tierras Perdidas´. Cinta encabezada por Milla Jovovich y Dave Bautista en los papeles de Gray Alys y Boyce respectivamente, que aterrizó en nuestras salas el pasado 9 de mayo.

La mezcla mola, pero nada se erige como ingrediente principal.

Viendo ´Tierras Perdidas´ me he reencontrado con ese yo dichoso y despreocupado de los primeros dosmiles que consideraba ´Van Helsing´ (Stephen Sommers, 2004) obra cumbre del séptimo arte y a Kate Beckinsale su crush. Mi yo de ahora ya no habla en esos términos, o al menos lo intenta; pero sigue disfrutando con ese tipo de trasnochadas propuestas cual niño en una cama elástica.

En la estética puramente argumental, es justo reconocer que ´Tierras Perdidas´ no se termina de aclarar tanto como debería. La mezcla mola, pero nada se erige como ingrediente principal. Por una parte tenemos caracteres inconfundibles de eso que llamamos Sword and Sorcery, véase por ejemplo esa especie de inquisidores barra caballeros templarios que persiguen a nuestros protagonistas, o la bruja de Milla Jovovich. Por otra parte tenemos estética, tropos y también personajes de western, el Boyce de Dave Bautista es la muestra más clara. Todo ello vertido en un postapocalipsis anclado en nuestros días. Por resumir. Pongan como marco cualquier ´Mad Max´, salvo quizás la primera de 1979, métanle forajidos y cazarrecompensas de spaguetti western junto con preceptos del Rey Arturo, y eso es ´Tierras Perdidas´. Solo que nada de ello termina llevando la batuta.

Esa indómita mezcla, que Stephen King horneó de manera tan eficaz en su saga «La Torre Oscura», y que veremos si Mike Flanagan es finalmente capaz de trasladar a imágenes, nunca acaba de alcanzar esas cotas de acierto aquí. Paul W. S. Anderson destapa la botella de whisky y acaba sirviendo un copazo que alivia el calor del desierto, pero que denota carencia de sabor, precisamente por no escoger un ingrediente como principal.

En lo visual Paul W. S. Anderson lo ha tenido más claro.

En la estética visual, acabe gustando más o menos el resultado final, Anderson lo ha tenido más claro. Más allá de sus ´Resident Evil´, ´Tierras Perdidas´ bebe mucho del Zack Snyder rebozado en pantallas verdes de ´300´ (2006). Ello tirando sin pudor hacia la fantasía de acción steampunk de la saga ´Underworld´ (Len Wideman, 2003) o de un ´Van Helsing´. Por no mencionar esa paleta de colores que solo parece tener una bala en su tambor, algo que también hereda de esas películas.

Si queremos buscar un referente más reciente para ´Tierras Perdidas´ hemos de ir a ´Dioses de Egipto´ (Alex Proyas, 2016), cinta con la que la de Paul W. S. Anderson también va a compartir trágico sino en lo que a taquilla se refiere y calor popular. En mayor o menor medida disfruto de todas las propuestas citadas, por lo que he disfrutado de ´Tierras Perdidas´. Pero comprensión absoluta hacia todo aquel al que esto le resulte un feo y desfasado mejunje indigerible.

Inevitable pensar que ´Tierras Perdidas´ es un retroceso.

En 2020 Paul W. S. Anderson estrenó ´Monster Hunter´, con un presupuesto de sesenta millones de dólares. Aquí, en ´Tierras Perdidas´, el director solamente ha visto reducida la dotación presupuestaria en cinco millones. Y, aún defendiendo esta que ahora nos ocupa, he de reconocer que lucía mucho mejor el dinero allí. Vale que en aquella había un material previo visual que se estaba obligado a mejorar, cosa que aquí no pasa. Aquí la página está en blanco, y Paul Anderson ha escogido una senda, como poco, muy polarizante.

¿Es carne de Razzie ´Tierras Perdidas´? Sí. Pero bueno. ´El resplandor´ también tuvo en su momento dos nominaciones a tan laureados galardones, y mira tu ahora.

Nuestra valoración:

Nota Rock and Films

Traíler de ´Tierras Perdidas´.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.