«The prodigy» vendría a ser ese prólogo estirado, y desechado seguramente por innecesario, de cualquier cinta de crío endemoniado que se precie. De hecho, el desenlace del film es casi el pistoletazo de salida a toda esa maldad que estás deseando, pero que la película es incapaz de confirmar durante sus noventa minutos de metraje. Y al final eso es con lo que por desgracia se queda el espectador en “The prodigy”. Una cinta que nos ofrece a un Nicholas McCarthy más efectista que efectivo, bastante contenido y con menos capacidad de sorpresa.
La nueva ola del cine de terror
Nicholas McCarthy forma parte de esa nueva hornada de realizadores que hacen terror, pero desde su vertiente más dramática, y en “The prodigy” queda patente. Demasiado patente rozando incluso lo peligrosamente patente. Los cimientos del drama aquí son más sólidos que los del terror, y el devoto del género lo notará rápidamente. Tensión y atmósfera, elementos que McCarthy conoce bastante bien, no destacan mucho. Lo que no evita que la película sea capaz de entregar ciertas ideas resultonas en lo que al horror se refiere, pero al final se las lleva la marea con demasiada facilidad.
Otro elemento que no se pone muy a favor de Nicholas McCarthy y su producto es el casting, y más concretamente la elección del actor que da vida al niño. Si les soy honesto Jackson Robert Scott ni causa mala impresión ni genera mal rollo. No sé si era el objetivo por parte de los encargados del film, que pueda ser, pero a mí más que un acierto me parece un problema.
La esencia de McCarthy se mantiene
Aunque la historia no es de Nicholas McCarthy, en “The prodigy” vuelven a aflorar las obsesiones que han guiado la filmografía del cineasta de New Hampshire. El peso de la familia y el pasado rondan en todo momento la trama de un film bien llevado por el realizador y que engancha sin problemas iniciado el segundo acto, para no desenganchar hasta el final.
Penetrando en la primera división del terror
Con “The prodigy” Nicholas McCarthy entra de lleno en la primera división del terror, al menos formalmente. Ponerse a los mandos de un producto que aspira a ser algo más que simple serie B bienintencionada, la presencia de Joseph Bishara en la partitura, o prestarse fácilmente a secuelas son solo algunos signos de ello. Ahora McCarthy tiene que demostrar que vale para permanecer en esa primera división. Bien con calidad, que es lo que creo se puede y debe esperar de él, bien con taquilla o bien con ambas. Con “The prodigy” no alcanza la primera y temo tampoco llegará a la segunda.
“The prodigy” no es una mala película. No me gustaría pensar que mis palabras llevan a pensarlo. Es sencillamente una cinta correcta y punto. Ni brilla ni rechina. Y aunque muchos lo hubieran esperado, yo incluido seguramente, no llega al nivel de “El pacto” (2012), la mejor obra de Nicholas McCarthy a día de hoy.