Entre octubre y noviembre de 2005, tras el asesinato de dos jóvenes musulmanes a manos de la policía francesa en un suburbio de París, se produjeron una serie de altercados entre las fuerzas del orden y manifestantes que conmocionaron a la sociedad francesa. Salió a relucir la situación de muchos barrios de la periferia. Habitado en su mayoría por ciudadanos africanos, originarios de la francofonía, el debate sobre su integración, la existencia de guetos y la responsabilidad del estado en tal situación, estaba servido. ‘Suburbanos’, original de Netflix y dirigida por los debutantes Kery James y Leïla Sy, toma como punto de partida esa polémica para proponer un drama de ramificaciones familiares.
Mismo problema, dos visiones contrapuestas
La integración de los inmigrantes de segunda o tercera generación, la igualdad de oportunidades y la actitud de los políticos frente al desafío, ‘Suburbanos’ lo aborda a partir de la controversia. La que mantienen dos estudiantes de derecho, con raíces malienses él, francesa de pura cepa ella, finalistas en un concurso de oratoria.
Van a sostener visiones encontradas. Su posición no es fijada por las convicciones propias. Viene impuesta por el jurado del concurso, haciendo del relativismo moral una virtud. Aquí, la obra me huele a postureo. No atisbo ninguna intención de profundizar. Los diálogos no me provocan sensaciones encontradas, me queda el regusto de lo prefabricado, a retórica hueca.
Una familia de tres hermanos rota
‘Suburbanos’ se aproxima al drama a través de una familia de tres hermanos procedentes de Malí. El mediano, buen estudiante de derecho, y el pequeño viven con la madre. El mayor es la oveja negra. Moviéndose desde la niñez entre delincuentes, es un mafioso del barrio. La obsesión de la madre es evitar que el menor siga la estela del primogénito. Déjà vu.
Su narrativa trata las vicisitudes de los barrios deprimidos tangencialmente, recurriendo en su definición a obras célebres de mayor empaque.
Habré visto otra película de drama hueco nada hay productos aparentemente sólidos que no son nada que fuegos de artificio cinematográfico revisa tu visión querido crítico
Puff. Puff. Puffffffff…
Qué «crítica» más decepcionante.
Aunque tampoco se puede pedir más.
El nivel sobre cuestiones suburbanas raciales y sus gérmenes en este país, es el que es.
Juan Pablo Martínez Corchano, al parecer debido a su ardua investigación sobre el tema no se ha enterado (entre muchas otras cosas), de la transcendencia de un documental totalmente pionero, como éste, en EUROPA.
Madre mía qué descarada falta de indagación en tan pocas palabras.