Para su ópera prima, de título ‘Settlers’, el director Wyatt Rockefeller recurre a elementos presentes en gran parte de cintas con trasfondo distópico: personajes ambiguos; poca concreción en la información del relato y un desarrollo de la trama que apela a la paciencia del espectador. Quizá por su cadencia y una graduación de los tonos zigzagueante, que no deja claras las intenciones del autor, como si el desolado paisaje deviniera en anarquía, la película exige paciencia.
La acción nos sitúa en Marte. En el planeta rojo, una pareja (Sofia Boutella y Jonny Lee Miller) vive en vilo junto a su hija de corta edad. Parecen defender a sangre y fuego el refugio que les aísla de un lugar inhóspito, todo un erial. La poca añoranza con la cual se refieren a la tierra, denota una civilización agonizante, que vive sus últimos estertores. Unas pintadas amenazantes, «este lugar no es vuestro», desata los acontecimientos.
Pocos personajes. Bien construidos
Rockefeller muestra capacidad para hacer mucho con poco. Una producción justita abriga un entorno reducido a su mínima expresión, a partir del cual se atisba gusto visual y maneras para apuntalar tensión. Apenas media docena de personajes desfilan en la cinta, albergando un reparto que cumple. Sofia Boutella destilando angustia, al tiempo que Ismael Cruz Cordova pone rostro libidinoso, exaltando bajas pasiones.
‘Settlers’ transforma un ejercicio de supervivencia al uso en cruel dicotomía. La que enfrenta los dictados de la razón con la fuerza incontrolable de los instintos primarios. El deseo sexual, los males del confinamiento, la soledad, falta de expectativas y demás dilemas vitales, crean una atmósfera de creciente incomodidad. Llegado el clímax, la propuesta bebe y hace guiños a títulos referentes del género, aunque no pierde personalidad. Aseado debut al que no le hubiera sentado mal, mayor concreción en alguna de sus premisas.
Nuestra valoración