En su segundo largometraje, el director Henry Alex Rubin muestra manifiestas virtudes a la hora de imponer a sus historias una cadencia que, entre otras virtudes, sabe mantener intacto el aliciente. Le penaliza sin embargo, el hecho de querer tocar demasiadas teclas, asomarse a muchos centros de interés para no adquirir en ninguno la profundidad necesaria. ‘Semper Fi’ muda de un drama anclado en la América más aldeana, a la típica cinta de acción. Ese cine palomitero que exige poco al que lo visiona, sustentándose en empresas espectaculares, atropelladas persecuciones y la consabida camaradería que liga a los protagonistas.
La fatalidad se alía con dos hermanos
‘Semper Fi’ arranca con un grupo de amigos, entre los que se encuentran dos hermanos Cal (Jai Courtney) y Oyster (Nat Wolff), manteniendo una actitud frente a la vida en la que el gusto a la violencia, lo chabacano como forma de expresión y la pandilla como refugio a carencias de tipo emocional, configuran ese universo rancio que parece sacado de una convención de la Asociación Nacional del Rifle. Por ende, Cal, que además ejerce de cabecilla de este grupo, es policía local, y todos sirven en el cuerpo de marines como reservistas.
La vida de estos dos hermanos sufrirá un cambio radical cuando tras un incidente el pequeño acabe en la cárcel, con una desproporcionada condena por delante. Rubin esboza un sistema judicial injusto, implacable con aquellos que atesoran antecedentes y unas cárceles dónde la reinserción es un deseo quimérico. Pero es una visión superflua, epidérmica. Pasa de puntillas. Lo mismo ocurre con los horrores de la guerra. Y el liderazgo que atribuye a su protagonista emana de las entrañas, de lo visceral, nunca del raciocinio.
La acción está bien rodada. Entretiene
Las escenas de acción se ruedan con oficio. Suponen una distracción tan ligera como las motivaciones que mueven a los personajes. En especial al interpretado por Jai Courtney, un actor horrendo, un pasmarote inexpresivo al que el papel de hermano redentor, impregnado de un patriotismo de tres al cuarto le viene como anillo al dedo. Es posible que este tipo de guiones sean los únicos que pueda ejecutar con un mínimo de destreza. Lo veo en los títulos de crédito y no puedo evitar fruncir el entrecejo.