El cáncer de mama es una enfermedad atroz para cualquier mujer. Aparte de poner en riesgo la vida, sin duda lo más importante, atenta contra un órgano característico de la feminidad. Hay algo estigmatizante en una dolencia que trastoca lo físico tanto como lo anímico. De cómo dos cónyuges se enfrentan a esta afección trata ‘Ordinary Love’, tercera colaboración de los directores irlandeses Glenn Leyburn y Lisa Barros D’Sa.
Liam Nesson y Lesley Manville dan vida a un matrimonio maduro que no ha tenido una andadura fácil, perdieron a su única hija en unas circunstancias que la cinta no aclara del todo. Sobrevivir como pareja a uno de los golpes más duros a los que se puede enfrentar una relación, deja una huella indeleble. Aporta una complicidad y empatía para con el otro que empapa todo el metraje. A diferencia de lo que me ha ocurrido con otras películas de temática similar, me creo lo que veo. No hay sensiblería, ni extravagancias forzadísimas en la gestión del drama al estilo de Julio Medem en ‘Ma Ma’ (2015), donde la gran actuación de Penélope Cruz no era suficiente para reflotar un barco a la deriva.
Enormes actores que se compenetran a la perfección
‘Ordinary love’ dibuja un panorama realista. Los diálogos alternan el humor sarcástico en medio de la odisea que viven los protagonistas. Porque la vida es así: comedia y drama, alegrías y tristezas, ganancias y pérdidas. Como dice el personaje de Manville los grises prevalecen sobre los negros y blancos. A estas alturas de sus carreras Nesson y Manville tienen poco que demostrar. Dos artistas excelsos que además se compenetran a la perfección. Sus miradas y gestualidad transmiten amor, ternura, desesperanza, ilusión. También las tiranteces inherentes a una situación límite, que pone a prueba la estabilidad emocional de cualquiera. Todo ocurre en un tono ajustado, comedido, envuelto por un guion de rica finura, en el que los secundarios encuentran su razón de ser.
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