Tres películas más tarde, Pixar vuelve a los cines. Y lo hace con ‘Lightyear’. Quizás no la obra más estimulante de las cuatro hechas por la compañía del flexo en todo este tiempo en que Disney+ ha sido su casa. Ni mucho menos ya la mejor, si nos ponemos quisquillosos. Pero sí desde luego la única que llevaba detrás el poderoso respaldo de una marca muy consolidada. Y es que esta especie de precuela barra spin-off de ‘Toy story’ (John Lasseter, 1995), firmada por Angus MacLane, aun siendo una cinta más que digna, siempre habitará muy a la sombra de ese río al que pertenece.
Donde las dan las toman
Marzo de 2020: llega a salas ‘Onward’, de Dan Scanlon. Última propuesta de Pixar en vivir un estreno en pantalla grande hasta esta ‘Lightyear’ que ahora nos ocupa. A nivel de taquilla la cinta fue un absoluto fracaso. Posiblemente el primero para la compañía. Golpe por lo tanto doblemente doloroso. Vale que puede medio encontrar en el inicio de la pandemia un salvavidas al que aferrarse, pero el batacazo ahí está.
Disney: ni olvida, ni perdona. Y aunque Pixar siempre había sido uno de sus baluartes más notables en lo que a unir crítica y público, la herida se enconó. El castigo iba a ser de órdago. El único cometido a partir de entonces de las producciones de la compañía sería atraer subscriptores a Disney+, la plataforma de streaming inaugurada en EEUU poco antes del estreno de ‘Onward’.
Diciembre de 2020: aterriza en Disney+ ‘Soul’, de Pete Docter & Kemp Powers. Junio de 2021: hace lo propio y de la misma manera ‘Luca’, de Enrico Casarosa. Marzo de 2022: ¿Hace falta decir cómo llega ‘Red’, de Domee Shi?… Tres fantásticas cintas que tuvimos que conformarnos con ver en las pantallas de nuestros ordenadores.
Junio de 2022: llega ‘Lightyear’, de Angus MacLane. Y lo hace exclusivamente en cines. Y ahora es cuando llega el plot twist. El castigo por parte del público a Disney: que en su primer fin de semana la cinta no logre desbancar del número uno de la taquilla norteamericana a ‘Jurassic World (Dominion)’ (Colin Trevorrow, 2022). Todo ello con el fantasma de una nueva pobre taquilla acechando. Y aunque desde ciertos sectores se intente excusar tamaño traspiés bajo la culpa de inocentes y castos besos, o cambios de voces, la realidad es muy diferente. Disney recoge los frutos que había sembrado, siendo Pixar simplemente ese daño colateral que ya llevaba algún tiempo siendo.
La leyenda detrás del juguete
En 1995 un niño salía del cine con unas ganas irrefrenables de comprarse una figurita de Buzz Lightyear. Ese niño se llamaba Andy, y de sobras nos sabemos su historia. Bien, pues esta es la película que le hizo desear tal juguete.
Tras ese aviso comienza ‘Lightyear’, cinta que nos presenta a Buzz como una suerte de guardián espacial que surca el universo a la búsqueda de planetas habitables. Un intrépido lobo solitario que no precisa nada más que de su ingenio y osadía para salir adelante. Pero lo que no intuye es que, el último planeta en el que ha aparcado su nave, se va a convertir en una involuntaria cárcel tanto para él como para los suyos.
Un fortuito accidente retiene a su grupo en un inhóspito paraje, y solamente Lightyear parece erigirse como adalid a lomos de su nave en busca de una vía de escape. Lo que no sabe es que, lo que para él son apenas unos minutos de trayecto, rodeando el planeta a la caza de la velocidad de la luz, para quienes permanecen dentro son cuatro largos años. Una doble condena de la que Buzz quizás solo sea consciente cuando ya sea demasiado tarde para Alisha Hawthorne, su principal y en última instancia única valedora en el cuerpo.
Tras la llegada de un nuevo comandante Buzz Lightyear, junto a un extraño grupo de cadetes que ojalá llegasen a novatos, iniciará una personal odisea, cual proscrito. El objetivo: sacar a los suyos del planeta mientras, ya de paso, intenta encontrarse a a sí mismo.
‘Lightyear’: pasatiempo, pero de altura
Ya desde su recordatorio inicial, ‘Lightyear’ es una cinta que corta por lo sano con el esquema habitual de la saga de la que nace. Un cambio de pie que incordiará a no pocos conservadores, pero que si se es capaz de asumir sin morriña desde bien pronto, el disfrute vendrá solo.
Otra cosa que queda muy patente es que esta suerte de space opera de Pixar, lo que es aportar algo nuevo, mucho no aporta. Ni a su masa madre Toy story, ni a la propia Pixar, ni al cine de animación en general. Pero es que tampoco creo que fuese su objetivo. Y es otra cosa que creo sería mejor asumir, cuanto antes, mejor. ‘Lightyear’ se orquesta a modo de simple pasarratos. Uno de gran nivel y con momentos reseñables, pero pasarratos. Está claro que los muchachos del flexo no nos tienen acostumbrados a productos de tal escala, pero una cinta de ese calibre de vez en cuando no le hace daño a nadie.
Bajo el estribillo ese que reza: la unión hace la fuerza, se articula este pasatiempo llamado ‘Lightyear’. Un trabajo capaz de ir de la acción más disfrutona al melodramatismo más Pixar con un momento que evoca mucho a la poderosa obertura de ‘Up’ (Pete Docter & Bob Peterson, 2009). Todo ello en una cinta que se mira en el espejo de tótems de la sci-fi más reciente como ‘Ad Astra’ (James Gray, 2019) o ‘Interstellar’ (Christopher Nolan, 2014).
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