‘La consagración de la primavera’, la nueva película de Fernando Franco, pretende poner sobre el tapete algo de lo que no se había hablado hasta la fecha: la sexualidad en las personas con discapacidad.
El cine sirve para muchos cometidos. El principal y el más extendido es el de entretener, pero obviamente no es el único. El alcance que tiene este medio hace que sirva también para llevar a las masas cuestiones o debates que de otra forma se circunscribirían a un grupo de gente muy reducido y especializado. Sirva como ejemplo Billy Wilder, que se plantea el impacto de los medios de comunicación y su relación con la verdad en ‘El gran carnaval’. También Tom McCarthy saca a la palestra el tema de la pedofilia en la iglesia católica en su obra ‘Spotlight’, a pesar de que era ‘vox populi’ que los sacerdotes abusaban de los niños.
Jugando a tabú
Laura se muda a Madrid para empezar sus estudios universitarios. Proviene de una familia religiosa y se muda a una residencia de sólo chicas regentada por monjas, con un horario estricto de entradas y salidas. Eso no impide que salga de fiesta y se descubra a sí misma, sobre todo en un tema que le ronda la cabeza a (casi) toda la juventud: el sexo.
El caso es que no se siente cómoda con cómo desarrolla relaciones afectivas con los chicos. Se ve extraña, como si le faltara una pieza. Se siente incómoda.
Al mismo tiempo conoce a David, una persona que sufre de parálisis cerebral que es activista de los derechos sexuales de las personas con discapacidad. Defiende que todo el mundo tiene derecho a una vida sexual plena, y en el caso de gente con este perfil se suele recurrir a una figura que yo desconocía que existía: el asistente sexual.
‘La consagración de la primavera’ plantea al espectador nuevos límites sobre lo que considerar correcto o incorrecto. Propone una reflexión que, sospecho, pocos hemos realizado hasta el momento (los que no tenemos una relación cercana con alguien con discapacidad) y lo hace sin filtros y sin ningún tipo de pudor. Algo que celebro.
Una conclusión que sabe a poco
No tengo ningún problema con los dos primeros tercios de la película. David y Laura funcionan muy bien en pantalla, sus conversaciones son, de lejos, lo que mejor funciona. El ritmo se resiente las más de las veces, pero compensa esto con lo que plantea y como lo plantea. Amén de que podemos disfrutar de la actuación de una auténtica titana de la interpretación como es Emma Suárez, en un papel también incómodo y que solventa a la perfección
El problema viene en el desenlace, en la resolución. El personaje de Laura evoluciona de manera muy evidente gracias a su relación con David. Sin embargo, a mi parecer, todo eso se tuerce en una conclusión que, o bien no acabé de entender, o bien echa por tierra todo lo que estaba intentando transmitir.
Hay películas que intentan sacar conclusiones propias para que el espectador se las trague. Otras simplemente te muestran lo que ocurre y te deja claro que eres tú el que tiene que juzgar. ‘La consagración de la primavera’, sin embargo, me dejó completamente descolocado. A pesar de apreciar las actuaciones de los actores y de celebrar el contenido, el final me hizo plantearme todo lo que había visto hasta ahora, y no en el mejor sentido de la palabra.
A pesar de esto (ya voy diciendo que me parece una obra muy interesante pero fallida en su ejecución) celebro que se hagan este tipo de películas y que el cine español se siga atreviendo con este tipo de dramas sociales que me hacen tener esperanza en nuestra sociedad.