Veinticinco años de odio, defenestrando cualquier cosa que lleve la palabra jurassic en el nombre y vilipendiando a cualquier realizador que pusiera su rúbrica en ello, culminan con ‘Jurassic World (Dominion)’. Teórica guinda final que hará las delicias de todo aquel que lleve casi tres décadas esperando un calco plano a plano de ‘Jurassic Park’ (Steven Spielberg, 1993), y echando bilis por no encontrarlo. Quienes disfruten, en mayor o menor medida, con todo lo que vino tras ella, disfrutarán con este sexto film. Aun reconociendo que, no solo ya es la entrega más endeble de la nueva trilogía que ha comandado Colin Trevorrow, si no que incluso es la más floja de las seis que componen la estirpe jurásica.
Los ases en la manga de ‘Jurassic World (Dominion)’
La fiebre por los dinosaurios que Colin Trevorrow recuperó hace siete años con la más que estimable y muy estimulante ‘Jurassic World’ (2015), echa el cierre con ‘Jurassic World (Dominion)’. Y lo hace con el cineasta de vuelta detrás de las cámaras tras una entrega de picos pardos, esa grata ‘Jurassic World (El reino caído)’ (2018) que cayó en manos de nuestro J.A. Bayona.
Y no es Trevorrow el único que está de vuelta. Delante de la cámara les volvemos a ver el pelo a tres pesos pesados de la cinta original de Spielberg: Dern, Neill y Goldblum. Y por si eso les parece baladí, tenemos a los dinosaurios campando a sus anchas por el mundo en la que se convierte en la película más larga de la franquicia. No pocos ases en la manga que, en honor a la verdad y siendo justos, el cineasta californiano nunca aprovecha. Aunque de eso a términos tan peyorativos como: desastre o fiasco, creo que hay un trecho bastante importante.
Laura Dern, Sam Neill y Jeff Goldblum se unen a los ya clásicos Chris Pratt y Bryce Dallas Howard en un blockbuster que aspira a arrasar en taquilla. Si es que ‘Top Gun: Maverick’ (Joseph Kosinski, 2022) deja algo más que migas.
El ser humano y los dinosaurios en armonía. O no.
Han pasado cuatro años desde que en ‘Jurassic World (El reino caído)’ un volcán en la isla Nublar obligara a los dinosaurios a cruzar el charco, cual folclórica ávida de fama. Ahora estos conviven con nosotros, los humanos, en armonía. O no.
Biosyn Genetics ha montado una reserva para estos animales en las montañas Dolomitas, al norte de Italia. Allí, todos los que son rescatados de su difícil coexistencia con los humanos, viven en completa libertad sin intromisiones nuestras. Pero una plaga de descomunales langostas, aparentemente extintas, pone a esta empresa en el centro de la diana. Estos bichos están arrasando con todas las plantaciones que encuentran a su paso, menos con las que usan semillas de la propia Biosyn. ¿Buscan quizás el monopolio alimenticio?
Intentando encontrar pruebas para demostrarlo, viajan a la reserva el doctor Alan Grant y la doctora Ellie Sattler. Dos de los tres supervivientes del desastre de la isla Nublar allá a principios de los noventa. Allí les aguarda el tercero: Ian Malcolm, quien parece estar en nómina de Biosyn Genetics.
Allí la vieja guardia jurásica se unirá con la sabia nueva: Owen Grady y Claire Dearing. Un dúo que anda tras la pista de un par de activos que Biosyn también busca desesperadamente con algún poco ético fin.
El gimmick de Colin Trevorrow
‘Jurassic World (Dominion)’ ha sido anunciada como, redoble de tambores: «el épico final». Cosa que acaba rebelándose más como un gimmick digno de William Castle antes que como una frase con verdadero significado.
Este sexto episodio de la saga empieza y acaba en el mismo punto. Ese en el que ya acabó ‘Jurassic World (El reino caído)’, con los dinosaurios campando a sus anchas y libres de impuestos. Una cinta que en su momento califiqué como mero episodio de transición, pero que ahora se muestra como el auténtico y verdadero broche final. Siendo a la postre Dominion una muy estirada escena poscréditos, de esas que se llevan tanto ahora, a modo de apéndice.
Una trama muy diluida
Aparcando ese condenatorio detallito, nada nimio, ‘Jurassic World (Dominion)’ se muestra como una cinta muy errática en la parte argumental.
El desenlace de la anterior entrega nos puso los dientes muy largos con un concepto largamente ansiado por el fan de la saga, y en ocasiones acariciado con la punta de los dedos: los dinosaurios en libertad. Y al final resulta que en este trabajo que hoy nos ocupa Colin Trevorrow no lo ha aprovechado en absoluto, o esa es al menos la molesta sensación que da. Quizás es que era más el hambre que las ganas de comer, problema entonces achacable únicamente al fan y a su control de las dichosas expectativas. Pero aún reconociendo nuestra parte de culpa como espectadores, no es solo nuestro el problema. El director y su equipo de guionistas también tiene su parte de culpa.
Durante toda la primera mitad de metraje ‘Jurassic World (Dominion)’ se entrega en cuerpo y alma a esa causa, la de la libertad argumental huyendo de las bridas del arquetípico parque. Una parte del film absolutamente plana e insustancial en la que la película es más una especie de Jason Bourne o James Bond con dinosaurios antes que una Parque Jurásico. Esa trama thriller de acción con toques de espionaje que nos endiñan aquí: ni funciona, ni interesa. Y todo para, al final, no solo acabar llegando a eso de lo que precisamente querías huir: un nuevo parque, si no teniendo que ser rescatado por ello.
Antes he dicho que ‘Jurassic World (El reino caído)’ era el final final. Ahora también es de rigor reconocer que es la película que hizo bien bien, aunque entonces quizás no fuésemos conscientes, lo de mostrar a los dinosaurios en libertad.
Jurassic World Europa: un nada mal plan B
Luego, toda vez que abandonamos esa olvidable parte de thriller de baratillo y volvemos al esquema clásico de la saga en las Dolomitas, ‘Jurassic World (Dominion)’ vuelve a captar el interés. Y lo hace volviendo a lo de siempre, sí. Lo reconozco. Esa estación que se quería evitar, creo. Pero lo hace tras un rato vagando por el desierto, y se agradece.
Por eso lo que decía antes de que quizás el primer mal del film lo pusimos los devotos queriendo ver algo que en verdad no nos podía dar ninguna satisfacción. Ese placer que ya nos entregó en su momento ‘El mundo perdido (Jurassic Park)’ (Steven Spielberg, 1997) y en cierta medida también El Reino Caído, y que quizás debió quedarse ahí. Lo poco gusta pero lo mucho cansa, y en Dominion hay demasiado.
Toda la parte de las Dolomitas es un absoluto disfrute, haciendo incluso que la saga circule por parajes no visitados antes. Reduciendo este sexto film a ese plan B, ‘Jurassic World (Dominion)’ se acerca, y mucho, al disfrutón exploit de videoclub que era la menospreciada ‘Jurassic Park III’ (Joe Johnston, 2001). Pero meterle a eso más de una hora de insípido metraje para desarrollar una mecánica trama que no le está enganchando a nadie, es un problemón.
Apelando a la nostalgia
En ‘Jurassic World (Dominion)’ tenemos un greatest hits de dinosaurios muy chulo al tiempo que se apela a la nostalgia como aquí nunca se había hecho. Ese clavo ardiendo al que parecen agarrarse los grandes estudios en esta época de vacas flacas para la industria.
Nuestra valoración: