Doce años después de iniciar su andadura, Ed y Lorraine Warren alzan la Biblia por última vez. O puede que no. Quién sabe. Lo que sí está claro es que ´Expediente Warren: El último rito´, cuarta entrega ya, a día de hoy, de la rama principal del WarrenVerso, aparentemente quedará para la posteridad como el episodio final de su línea temporal. Luego ya será otro cantar lo que Warner quiera colocar entre medias. Rumores de precuela lleva el viento, por cierto.
Michael Chaves, director interino del WarrenVerso por antonomasia tras haber enlazado ´La Llorona´ (2019), ´Expediente Warren: Obligado por el demonio´ (2021) y ´La monja II´ (2023), vuelve a ponerse al frente de la franquicia. Con Patrick Wilson y Vera Farmiga retomando sus papeles de Ed y Lorraine respectivamente. Un realizador al alza y un elenco de solvencia demostrada que no evitan que ´Expediente Warren: El último rito´ pase a ser la entrega más endeble de la saga. Algo que duele más aún a sabiendas de que estaban poniendo aquí el broche final a una historia que merecía algo mayor.
´Expediente Warren: El último rito´: Un mal reflejo de James Wan.
En su momento defendí ´Expediente Warren: Obligado por el demonio´. Un valeroso cambio de rumbo respecto a lo firmado por James Wan que me hizo tener en más alta estima a un Michael Chaves que alcanzaría su peak un par de años después con la soberbia ´La monja II´. Un film que, de algún modo, prolongaba las obsesiones temáticas mostradas por él en la tercera entrega de los Warren. Por desgracia, ´Expediente Warren: El último rito´ hace que el suflé baje respecto a lo mostrado anteriormente por Chaves. Y lo hace por un principal motivo: pretender volver a la fórmula James Wan.
´Expediente Warren: El último rito´ se mira claramente en el espejo de ´Expediente Warren: El caso Enfield´ (James Wan, 2016). Pero el espejo nunca acaba de devolver el reflejo que quisiéramos. Las estupendas y tensas dos horas de tren de la bruja que allí entregaba Wan aquí pasan a convertirse en algo más de dos horas de un renqueante tractor de la bruja. Lo que allí eran calculadas y terroríficas set-pieces de artesano del terror, salpimentadas con pequeños momentos de un matrimonio Warren que no entraría en la historia hasta muy empezada ya la película, aquí tornan en lo opuesto. Como si esta cuarta entrega fuese un mal reflejo de aquella. Aquí comandan los Warren mientras escuetos y derivativos momentos de terror salpimentan su melodrama.
Con esta base, es muy difícil. Porque lo que hace James Wan, solo lo sabe hacer James Wan; y porque es mejor hacer algo personal más endeble que una vulgar copia directamente floja. Asumimos que en ´Expediente Warren: El último rito´ se está cerrando una etapa, y que por ello Ed y Lorraine han de tener un peso específico. Pero es que aquí el contrapunto perverso a esa rama narrativa nunca acaba de adquirir poso ni enjundia. Lo que, unido a lo edulcorado y cargante que puede llegar a resultar la parte melodrama familiar, pues da como resultado un film decepcionante.
El círculo se cierra.
Ed y Lorraine Warren andan ya retirados. O semi retirados. Centrados en charlas en universidades a las que cada vez acude menos público, fruto de una población cada vez más descreída; en unas memorias que nunca acaban de ponerse a escribir; y en la crianza de una hija que atisba ya el momento de abandonar el nido. Pero una oscura sombra se cierne sobre Judy Warren. Una además que enraíza con su tormentosa llegada al mundo. Algo que adquirirá tintes verdaderamente dañinos cuando a una familia en Pensilvania, los Smurl, no le quede otra que recurrir a nuestros demonólogos predilectos.
Si en esquema el modelo era ´Expediente Warren: El caso Enfield´, en lo argumental y temático los vientos no son de cambio precisamente. Un caso, el de los Smurl, lejos del hogar de los Warren pero que acaba conectando directamente con un profundo temor de Judy Warren. Michael Chaves y sus guionistas, ya de confianza, no se han rascado mucho el coco que digamos.
Incluso tenemos en ´Expediente Warren: El último rito´ el retorno de esa hija pródiga de la franquicia que es Annabelle. Dejando claro que, por ese lado, tampoco hay ideas frescas. En ese aspecto, hubiera tenido mucho más sentido que, en vez de la ya icónica muñeca, el villano que canalizara los miedos de Judy hubiera sido Valak. Cerrando el círculo además de lo que empezó en esa segunda entrega que sirve de modelo. Pero asumimos que las tiranteces económicas entre Bonnie Aarons, la actriz bajo su imagen, y Warner impidieron tirar de esa cuerda. Es que ni en eso han atinado.
Lo que antes era emblema en ´Expediente Warren´ ahora es un vago recuerdo sin visos de retorno.
´Expediente Warren: El último rito´, dentro del cine de terror, es un blockbuster. Así que, con ese ingrediente dentro del plato, pocas pegas se le pueden poner en lo escénico y visual. Podemos volver al grave déficit de iconicidad que antes citaba. Y es que, lo siento, pero el espejo que sirve aquí como objeto maldito, tal y como está tratado, al menos, no da ni para spin-of. Un mal que, desde la partida de James Wan, aqueja de gravedad a la saga. Lo que antes era emblema ahora es un vago recuerdo sin visos de retorno. Aunque lo más sonrojante y sinvergüenza llega cuando Chaves y compañía ven pertinente una poscréditos para desarrollar el porqué está maldito el espejo de marras.
Si quieren una cinta solvente entorno a espejos malditos, pónganse ´Oculus: El espejo del mal´ (2013), de Mike Flanagan. Obra además del mismo año en que se estrenó la película que abriría la veda del WarrenVerso: ´Expediente Warren (The conjuring)´.
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