La segunda incursión tras las cámaras del dramaturgo francés Florian Zeller, de título ‘El hijo’, pareciera por razones obvias una continuación natural de su ópera prima ‘El padre’ (2020). Ambas adaptan sendas obras teatrales del propio Zeller y tienen en problemas mentales ejes vertebradores de la trama. En su debut, el deterioro cognitivo de un anciano, fantásticamente interpretado por Anthony Hopkins (galardonado con un merecido Oscar) sigue el curso natural de la existencia. Un hombre dando sus últimas bocanadas en este mundo tras agotar su periplo vital.
Su segunda obra adquiere un tono más arriesgado por ser el enfermo un adolescente (Zen McGrath) con toda la vida por delante, quién tendrá que lidiar con sus propios demonios interiores. Sin embargo, las diferencias entre ambas propuestas no radican sólo en la edad de los protagonistas. Si en la estupenda ‘El padre’, Zeller sorprendía incrustando el suspense en una historia que, a priori, quedaba despojada de cualquier tipo de intriga, su segundo trabajo transita por senderos más prosaicos. Nada chirría en lo que me están contando, pero las virtudes de su anterior trabajo no tienen aquí continuación.
Hugh Jackman y Laura Dern no se encuentran cómodos
Hugh Jackman se pone en la piel de un hombre casado por segunda vez. Fruto de esta relación tiene un bebé y parece feliz. Este estado de comodidad se verá truncado cuando su exmujer (Laura Dern) le exponga la situación del hijo que tienen en común. Un adolescente que lleva semanas sin acudir a clase, con el que ella es incapaz de lidiar y que desea vivir con su padre. Con estos mimbres ‘El hijo’ se convierte en un drama convencional, que queda penalizado por tocar muchos temas sin llegar a profundizar en ninguno.
Matrimonios rotos, el desarraigo de los hijos, relaciones paterno filiales, sentimiento de culpa y el cómo ubicarse uno mismo en este mundo, son elementos de suma trascendencia a los cuales Zeller trata con superficialidad. Ni Hugh Jackman ni Laura Dern ofrecen la mejor versión de sí mismos en una película triste y desgarradora. La veo con el interés que me despierta un creador de altura. Me deja un tanto frío. Esperaba más. No soporto esos recurrentes flashbacks aportando dosis extra de melaza. Le sientan a la historia como un postizo.
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