Una mujer de origen sirio (Jisca Kalvanda), acompañada de su hijo de corta edad, se despide en el aeropuerto de su marido (Swann Arlaud). Las típicas conversaciones antes de un adiós de dos semanas ponen a la protagonista en guardia. Responde con evasivas, la incomodidad se siente. Asegura dirigirse a Turquía para ayudar a los refugiados sirios que huyen de la guerra. En realidad su destino final está en Al Raqa, capital del estado islámico, dónde le espera su hermano. Así comienza ‘El escape’, primer largometraje de Emmanuel Hamon.
Basada en una historia real acontecida en 2015, Hamon orquesta un thriller de correcta factura, pegado al terreno. Desplegando un ritmo narrativo conservador pero efectivo, hace creíble lo que nos está contando. El desengaño de esta mujer no tardará en llegar. Pronto será consciente de haber visitado el infierno. Sin embargo, la película no atiende a las razones que llevan a una mujer casada con un francés, viviendo una plácida existencia, a dejarlo todo para servir como enfermera en un simulacro de hospital bajo el yugo yihadista. Más que moverse en la ambigüedad, ‘El escape’ se inhibe, no toca terrenos que quizá considera le vienen grandes.
A partir del variopinto grupo de personajes que va a intentar devolverla a casa (un compañero de trabajo del marido, un cooperante de ONG que se emplea en Turquía, un refugiado que luchó por la libertad de su país), la película tiene apuntes interesantes. La soledad de familiares ante una situación novedosa, con el estado mirando de reojo el retorno de quién puede haberse radicalizado, el papel de las organizaciones no gubernamentales y el uso de propaganda como arma de guerra en un contexto caótico, configuran una amalgama de elementos que el guion compacta en un conjunto coherente.
¿Cómo reaccionará el padre de familia cuándo su mujer regrese? ¿Qué actitud tomar ante la traición y posterior arrepentimiento? Son dilemas vitales que ‘El escape’ aborda a partir del lenguaje no verbal. Aquí la cinta falla. En el poder de las imágenes y la administración de los silencios falta tensión dramática. Esas miradas que paran el tiempo y abren paso a la incertidumbre, ya sea en el wéstern o en el thriller, en la comedia o en el drama, han proporcionado momentos inolvidables. A Hamon le falta experiencia para desenvolverse fuera del terreno documentalista. Tiempo al tiempo.
Nuestra valoración