Cuanto más esquiva Mike Flanagan el risible fantasma de la novela de Stephen King, más y mejor funciona ‘Doctor Sueño’. Cuanto más bordea el cineasta de Salem el sano homenaje y menos la continuación de la mítica ‘El resplandor’ (Stanley Kibrick, 1980), más resplandece ‘Doctor Sueño’.
Segundo asalto para Mike Flanagan
Casi cuarenta años después del estreno de una de las masterpieces de Stanley Kubrick, nos vemos volviendo al Overlook. ‘Doctor Sueño’, secuela tardía de ‘El resplandor’, es el segundo asalto que encara Mike Flanagan respecto a la obra del autor de Maine, tras la decepcionante ‘El juego de Gerald’ (2017). Y aun resultándome esta una película muy imperfecta, se me antoja superior a aquella de hace dos años que distribuyó Netflix.
Danny Torrance ha crecido, pero gran parte de lo sufrido en el Overlook sigue atormentándolo. Ahora, más de treinta años después de aquello, además de luchar contra sus propios fantasmas tendrá que lidiar contra los de Abra Stone. Una joven que, al igual que él, también resplandece.
Mejorando lo presente…
La novela publicada en 2013 no dejaba de ser un tratado sobre convertirnos en lo que más detestamos. El linaje maldito, vamos. Veíamos a un Danny Torrance huyendo de su padre Jack para, únicamente, verse más y más cerca de él. Pero, a mi juicio, Stephen King nunca lo enfocó bien. Derivando en un nada atinado libro que me parece de lo peor que he podido llevarme a la boca de mi venerado King. En ‘Doctor Sueño’ Mike Flanagan demuestra haber entendido mucho mejor dicho fondo de armario, lo que beneficia al film.
Ese linaje maldito que antes citaba como timón del relato, aquí se transforma casi en linaje bendito. El realizador de Salem aprovecha, listo como pocos, los cambios formales que introdujo Stanley Kubrick en su ‘El resplandor’ respecto de la novela de Stephen King. Variaciones que el escritor de Maine nunca pudo usar en su secuela literaria, y las cuales precisamente derivan en que ‘Doctor Sueño’ cinta mejore bastante lo ya presente en la ‘Doctor Sueño’ novela.
King siempre odió la obra de Kubrick, y su secuela literaria de 2013 surgió más como reafirmación de ese odio que como un relato realmente necesario. Y aunque Mike Flanagan, en su papel casi de mediador terrenal entre dos mitos, trate de vendernos la moto de que ‘Doctor Sueño’ equilibra respeto y pleitesía hacia el material base tanto de Stephen King como de Stanley Kubrick, la realidad es muy diferente. Sólo uno de ellos sale victorioso. Kubrick. Como ya he defendido en el primer párrafo de esta review.
…pero ni mucho menos buena película
Que la cinta de Mike Flanagan sea notablemente superior a la novela de Stephen King no significa que sea buena película. En verdad ‘Doctor Sueño’ dista mucho de serlo. Y es que, heredar todo lo malo del libro y tener que inventar lo bueno, solamente lleva a una cosa. A un film muy desequilibrado.
Hasta que ‘Doctor Sueño’ atraca de pleno en su gustoso y fructífero tercer acto, Overlook mediante, la película es poco menos que insufrible. Quedando muy patente lo excesivo de sus casi ciento cincuenta minutos de metraje. Más de hora y media tediosa se dilapida en desdibujados personajes que te dan absolutamente igual, villanos del todo absurdos y un ritmo mortecino que aburre hasta a las vacas. Como en la novela, vamos.
Nota mental para el que escribe esto, y de refilón quizás también para el que lo lee: cuando revise ‘Doctor Sueño’, ponerla del minuto cien en adelante.
La muerte de un secundario que en la novela de Stephen King no fallecía da el pistoletazo de salida a un buen y eficaz tercer acto que Mike Flanagan se ha medio sacado de la manga. En esa parte ‘Doctor Sueño’ penetra sin pudor en el sano homenaje a ‘El resplandor’, con planos directamente calcados de aquella. Durante su cenit final el producto se transforma en un flamígero y efectivo tren de la bruja, con Danny Torrance y tú como pasajeros, sobre los aún ardientes raíles del hotel Overlook. Atracción similar a la que nos entregó hace algo más de un año Steven Spielberg en aquel famoso segmento de su ‘Ready player one’ (2018).
La pedrea
Mike Flanagan no es el único que sale relativamente victorioso del siniestro que para mí supuso la novela. Rebecca Ferguson también logra sobreponerse a una muy deficiente villana, armando una Rose la Chistera bastante potable dentro de lo pobre del personaje. El resto de personajes literarios en realidad se han visto recortados, cuando no amputados directamente, de la película respecto de la novela. Imagino que Flanagan lo ha hecho para centrar mejor el relato en lo que de verdad importaba.
Ademas de evocar directamente a «El resplandor», ‘Doctor Sueño’ posee reminiscencias indirectas a otras novelas de Stephen King. Las más evidentes son las referencias a «La Torre Oscura», en esa conversación entre Danny y el Dick Hallorann de su cabeza; y la de «El juego de Gerald», cuando Rose the Hat acaba con la mano despellejada de manera muy similar a como acababa la de Jessie Burlingame en aquella novela. Más de tapadillo son las menciones indirectas a, por ejemplo, «It (Eso)».
Por no citar cuando el cineasta evoca directamente a su propia filmografía.
En definitiva, sabor agridulce el que me deja ‘Doctor Sueño’. Por una parte Mike Flanagan mejora ostensiblemente lo ofrecido en la novela, al tiempo que pule defectos como adaptador de Stephen King. Pero por otro lado entrega una cinta tremendamente irregular.